Coordinación: Vanesa Saiz Echezarreta (Universidad de Castilla-La Mancha), Diana Fernández Romero (Universidad Rey Juan Carlos), Adriana Amado Suárez (Universidad Argentina de la Empresa).

Para que las aportaciones desde las Ciencias Sociales sean relevantes en la comprensión de la coyuntura socio-histórica y operen como herramientas de orientación social en etapas de incertidumbre, es necesario que se produzca una ruptura epistemológica -la identificación de un conocimiento situado-, que acompañe la construcción de los objetos de estudio, la elección de métodos y técnicas, así como las estrategias de transferencia de los resultados potenciales. Dicha ruptura garantiza que el método no se convierta en una mera receta, dado que “la epistemología se diluye cuando la metodología deviene técnica, minimizando el carácter situado y sociohistórico de toda práctica social, incluida la investigadora” (Casado y Lasen, 2014).

La comunidad de investigación forma una red que co-estructura sus objetos de estudio y afecta a aquello que analiza, por ello es importante identificar las áreas de lo socio-cultural -entre otras- que requieren mayor atención, que están quedando al margen del trabajo científico. El pensamiento en red, el análisis de los procesos y espacios intermedios, las dinámicas de hibridación y la mediatización no son factores ni fenómenos ajenos a la indagación en los Estudios del discurso. Sin embargo, en los contextos digitales contemporáneos, caracterizados por una mediatización profunda (Hepp, 2020), son aún muchos los aspectos y enfoques que quedan por explorar y pensar. Por ello, dedicamos este número a reflexionar y exponer innovaciones con las que adaptar los métodos de análisis de discurso a los contextos digitales.

A través de este monográfico esperamos poner de relieve la necesidad de aunar el análisis del contenido discursivo sustantivo con el rol que juegan las tecnologías de mediatización en el despliegue de las prácticas discursivas, desde el presupuesto de que lo digital no puede considerarse un aspecto complementario, sino un eje articulador de nuestras sociedades (Marres, 2017). Hay que incorporar a los estudios sobre el sentido y las estrategias discursivas la función de las plataformas, aplicaciones, redes sociales, dispositivos, algoritmos, etc. que operan tanto en la producción, la circulación como la recepción de los discursos contemporáneos.

La disciplina cuenta con herramientas capaces de adaptarse al estudio de enunciaciones complejas y prácticas definidas por la agencia compartida (Latour, 2015), siempre que no se deje de lado el rol que cumplen las mediaciones técnicas. Por ejemplo, una concepción impersonal de la enunciación, como la propuesta por Paolucci (2020), puede ser una herramienta interesante para dar cuenta de la praxis enunciativa compartida en la que se concatenan elementos humanos y no-humanos, generando actos de mediación y pasaje a través de los discursos, las prácticas, los dispositivos y códigos digitales, con el objetivo de comprender el modo en que todos estos elementos se despliegan en entramados complejos interdependientes. En esta tarea podemos encontrar la inspiración en la propuesta de Gonzalo Abril (2009), considerar los textos y los procesos textuales son “índices factoriales”, es decir, las prácticas sociodiscursivas son índices por factorialidad de la totalidad virtual de una cultura, cada elemento mantiene una relación con la totalidad, parte y todo son mutuamente constitutivos. La propuesta es compartir un marco en el que la mediación tecnológica, la agencia compartida entre sujetos y dispositivos técnicos sean concebidos como aspectos intrínsecos de los sistemas de sentido y los discursos que estos producen (Peñamarin, 2015). 

Los artículos de este número se aproximan a este esfuerzo por diseñar modelos analíticos que no conciben los aparatos como meros soportes -que pueden ser ignorados-, o el software como un sesgo -a menudo sancionado negativamente-, sino que de manera transversal el monográfico propone imaginar y probar métodos y técnicas que los incluyan como elementos consustanciales del discurso.

Desde ahí, los Estudios del Discurso pueden hacer aportaciones relevantes en áreas de estudio recientes de los software studies o de los games studies entre otros.

Las firmas invitadas que abren este número retoman conceptos clásicos del análisis del discurso como la escritura, la información y los datos y el género discursivo y observan cómo estos se pueden repensar a la luz de las nuevas plataformas digitales.

El trabajo de Patricia Nigro “Desafíos para el análisis del discurso en la escritura transmedia” aborda los rasgos fundamentales de este tipo de escritura, las estrategias pedagógicas para su uso desde la didáctica y la alternativas para estudiar el fenómeno. Su indagación sobre los desafíos que supone para el análisis discursivo remite a trabajos clásicos como el de Walter Ong (1987) sobre la oralidad y la cultura impresa.

El artículo de Joan Ramon Rodriguez-Amat “Hacia una gobernanza de los datos de las plataformas. Explorando los desajustes entre los datos y el sentido” estudia los desfases de sentido que se producen en los procesos de producción, gestión y circulación de los datos digitales que son apropiados por las plataformas. Su aproximación apunta al concepto de información como formación cultural de Abril (2007) que apela a la construcción de sentido de los datos como parte de procesos culturales, de “prácticas sociales complejas”.

Por su parte, Ariel Gómez Ponce, en “Modulaciones de la memoria televisiva. Inquietudes sobre las series y los géneros discursivos en tiempos de streaming”, profundiza en el modo en el que las plataformas administran el flujo serial y proponen contratos de lectura a través de los catálogos digitales. Desde el clásico trabajo de Bakhtin, explora cómo las condiciones de producción y recepción en los nuevos escenarios tecnológicos pueden afrontarse como un género discursivo que se transforma por la incidencia de las plataformas. 

Algunos de los artículos que componen el cuaderno central del número se inscriben en la línea de la vocación de servicio científico y de transferencia de los Estudios sobre el Discurso a través de perspectivas teórico-metodológicas para el análisis semiótico de las producciones digitales o de la interacción entre sujetos y dispositivos.

Así, en “L’uso di Twitter da parte dei Ministeri della Salute nell’era COVID-19. Analisi delle strategie di creazione e innovazione lessicali”, escrito por Claudia Colantonio, se estudian las estrategias y las prácticas discursivas de los Ministerios de la Salud de cinco países durante la epidemia del COVID-19 a través de Twitter poniendo el foco en las innovaciones léxicas del discurso mediado por esta plataforma digital.

Otros trabajos de este número comprenden propuestas de investigación aplicada en distintas áreas que incorporan el análisis enunciativo de videojuegos o de las pautas conversacionales y el dialogismo en redes.

En el artículo “¿Quiénes somos en los juegos de estrategia? Un análisis de las posiciones encarnadas e imaginadas por los jugadores en Frostpunk” de Carlos Moreno Azqueta se indaga, en el marco de los game studies, en los procesos enunciativos de los jugadores de un videojuego de estrategia sin avatar para comprender sus expresiones acerca de su posición virtual. 

El análisis enunciacional de nativos digitales que usan emojis en conversaciones interpersonales es el objetivo del texto “El Diálogo 2.0: emojis y cortesía en WhatsApp” de Ivan Kirschbaum que concluye que este recurso comunicativo contribuye a la conformación de una imagen discursiva determinada de los hablantes.   

Cerramos este número con una revisión bibliográfica sobre el estudio de redes a través del artículo “Meta-estudio acerca de las investigaciones sobre comunicación política en Twitter: tendencias metodológicas” escrito por Raúl Rojas Andrés, Svenne Diefenbacher y Miguel Álvarez-Peralta, que traza un mapa de la investigación científica en español de los últimos dos años en las revistas de impacto en el que detecta un número importante de trabajos que manifiestan software dependency, esto es, la mera aproximación informática a los datos.

Con todo ello, pretendemos sumarnos al mapeo sobre las prácticas discursivas de las plataformas y las producciones digitales por medio de este nuevo número de la revista a la cual agradecemos haber acogido esta propuesta por parte de la Sección de Estudios sobre el Discurso.   

 

Referencias bibliográficas:
Abril, G. (2007). La información como formación cultural. CIC Cuadernos de Información y Comunicación, 12, 59-73.

Abril, G. (2009). ¿Se puede hacer semiótica y no morir de inmanentismo? IC - Revista Científica de Información y Comunicación, 6, 127-147.

Casado, E y Lasén, A. (2014). Epílogo: controversias y desasosiegos metodológicos, en Mediaciones tecnológicas. Cuerpos, afectos y subjetividades, Madrid: CIS, pp. 153‐163.

Hepp, A. (2020). Deep mediatization. Routledge.

Marres, N. (2017). Digital Sociology: The Reinvention of Social Research. Londres: Wiley.

Ong, W. J. (1987). Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. México: Fondo de Cultura Económica.

Paolucci, C. (2020). Persona. Soggetività nel linguaggio e semiotica dell’enunciazione. Bompiani.

Peñamarin, C. (2015). Creatividad y transformación cultural. El dinamismo de los sistemas de significación. Versus. Quaderni di studi semiotici, 121, 53-69.

Publicado: 28-10-2022

Número completo

Novedades editoriales

Agenda